EDUCACION PARA EL CONSUMO COMO EDUCACION INTEGRAL
Bienvenidos a mi blogger donde te mostramos y daremos una explicación sobre educación para el consumos desde otros puntos de vista y también veremos vídeos al respecto
Un requisito esencial de la educación es que sea integral,
que atienda a todas las dimensiones y manifestaciones de los alumnos. Desde la
dimensión intelectual, a la física, pasando por la estética y la técnica. La
educación en cada una de ellas dotará a nuestros alumnos de los conocimientos y
habilidades necesarias para poder defenderse en la vida y alcanzar un nivel de
bienestar. Pero esta formación sería incompleta si nos olvidáramos de los valores,
de la educación moral y la educación social
Más que nunca en una sociedad democrática debemos educar en
el diálogo y para el diálogo, en el uso responsable de la libertad, en la
autonomía como capacidad autorreguladora de los individuos, en la solidaridad
como capacidad de entendimiento entre las personas y como actitud para lograr
la igualdad y la justicia, valores como el trabajo o el rigor intelectual .
Educar los sentimientos, las emociones y los afectos como bases del equilibrio
personal
Igualmente es fundamental reivindicar la tierra como punto
de encuentro, como patrimonio de todos, fomentando valores como el consumo
responsable y la conservación y respeto por el medio ambiente.
2.EDUCACIÓN PARA EL CONSUMO COMO FORMACIÓN DE DECISIONES RESPONSABLES
El Consumidor es sin duda la primera y esencial parte que
debe dar un paso adelante en la búsqueda de un consumo responsable, consumo que
a su vez lleva implícito un consumo crítico, racional,…etc. Sus hábitos de
compra y de consumo deben estar marcados por un responsabilidad real que
debemos asumir todos y cada uno de nosotros como consumidores. Por lo tanto si
no practicamos un consumo responsable no miremos hacia otro lado buscando otros
responsables pues nosotros seremos los primeros y principales.
¿Y por qué tenemos esa primera y principal responsabilidad? Porque a medida que los consumidores tenemos
una mayor oferta de bienes y servicios, un mayor acceso a la información
(aunque es verdad que también a la desinformación), tenemos por lo tanto un
mayor número de opciones a la hora de llevar a cabo uno de nuestros principales
argumentos de poder: LA ELECCIÓN. El poder elegir aquello que vamos a usar o
consumir es nuestro principal baluarte frente a los abusos, frente a lo
irracional, frente al consumismo desalmado e irresponsable. Por eso tenemos un
alto grado de responsabilidad.
Pero no sólo nosotros, también las Administraciones Públicas
tienen una gran parte de responsabilidad, pues desde la política se debe
posibilitar el desarrollo de políticas que contribuyan a facilitar las
decisiones responsables de los consumidores. Si un país invierte en educación
sobre consumo responsable está provocando la formación de ciudadanos más
críticos y capacitados, consumidores que en el momento de elegir un producto o
servicio lo podrán hacer con un grado de capacitación mucho mayor que aquellos
que no han tenido la oportunidad de recibir esa formación. Si una
Administración tiene un eficiente acercamiento hacia las Asociaciones de
Consumidores y escucha sus preocupaciones (que no son otras que la de los miles
de consumidores que cada año pasan por sus oficinas), seguro que podrá tomar
decisiones que mejoren el poder de su elección y provoquen un comportamiento
mucho más racional y responsable.
Y por supuesto no podemos dejar al margen a la actividad
económica, las fábricas, industrias, comercios, profesionales... que deben
ganar dinero pero con un impecable comportamiento ético a la hora de fabricar,
distribuir o vender sus productos y servicios. No todo vale y el cumplir unas
reglas del juego supone un beneficio general, ahora bien cuando alguien no las
cumple el perjuicio también afecta a todos y cada uno de nosotros.
Por lo tanto desde CECU entendemos y creemos que el Consumo
Responsable es cosa de todos pero sin duda nosotros debemos dar el primer y
fundamental paso… creérnoslo.
En esta dirección electrónica puedes ver mas información:
3. EDUCAR DESDE LA FAMILIA EN EL BUEN USO DE LOS PRODUCTOS
Una forma práctica de calibrar el costo de lo consumido es compararlo con el número de horas de trabajo empleadas para lograrlo; de este modo los hijos pueden tener una primera idea delas posibilidades reales de su economía. Así la educación para el consumo queda vinculada a la educación para el manejo y el conocimiento directo del valor del dinero, aspecto este de escaso tratamiento educativo tanto en el entorno familiar como escolar.
Si
tienen edad para comprenderlo, es una equivocación no hacer conscientes a los
hijos de lo que significa conseguir el salario, de las posibilidades reales de
gasto que tiene la familia, etc., con el fin de establecer el orden de
prioridades del consumo al que se aludía antes. No pensemos que los niños son
incapaces de entender esta cuestión; conocer el valor del dinero familiar en
términos de tiempo y esfuerzo, así como los posibles planes de futuro de la
familia, ayuda a potenciar responsablemente las decisiones familiares. Además,
es la base para poder pedirles luego un uso reflexivo del dinero de bolsillo.
Por supuesto, las informaciones que se les faciliten no tienen que excederse en
detalles; también hay que preservar la lógica intimidad a que la familia tiene
derecho ante posibles comentarios externos de los niños. El sentido común dirá
en cada caso hasta dónde llegar, pero el principio básico es informar y hacer a
los hijos partícipes de lo que es importante en el seno familiar, siempre con
naturalidad y mesura, sin exageraciones ni dramatismos, y dando al dinero solo
el valor mediador que tiene, para no hacer de él un referente
ni rendir a su posesión un culto que acabe por dominarnos.
Es importante abordar
el tema del dinero de bolsillo de los niños, porque es ésta una dimensión
práctica que los prepara para ser consumidores responsables.
Datos recientes13 señalan que un 62,7% de los niños no
dispone de asignación periódica. De este porcentaje, en un 49% de los casos son
los padres quienes deciden la compra, y en un 13,7% hacen la compra en función
de las preferencias y peticiones de los niños. Un 38% de los niños dispone de
una cantidad de dinero semanal, que oscila entre el 26% de los que perciben
entre 3,1 y 10 € y el 5,1% que recibe entre 10,1 y 20 €. No obstante, tan solo
un 17,1% utiliza su asignación para recargar el móvil, mientras que los padres
lo recargan en un 82,6% de los casos.
Para los niños, es importante
disponer de una pequeña cantidad de dinero delibre uso por un período de
tiempo. Esta práctica, si se realiza de acuerdo a la edad y la economía
familiar, obliga a distribuir en el tiempo las decisiones de consumo y
posibilita el ahorro. Al principio, el tiempo ha de ser corto –cuestión de
días–, para luego pasar a las asignaciones semanales y mensuales. En cuanto a
la cantidad, la moderación ha de ser la norma: con independencia del poder
adquisitivo de la familia, nunca ha de ser elevada, si se quiere ser congruente
con esa búsqueda de los hábitos responsables en el consumo. La cantidad
asignada hay que mantenerla fija y resistir a la demanda de complementos o de
adelantos resultantes de una mala gestión de los recursos, a menos que se hayan
producido situaciones totalmente imprevistas; hay que evitar que se instaure la
costumbre de insistir con nuevas peticiones, cuando se acaban los recursos. Por
último, se debe considerar que toda la familia debe tomar parte en esta tarea
educativa, ya que los niños y adolescentes saben bien que existen otras fuentes
de ingresos además de los propios padres, por ejemplo los abuelos, tíos,
etc. La educación, en resumen, es la
preparación para la vida, y solo se prepara para la vida acercándose a ella.
Por consiguiente, hay que educar en el uso del dinero, porque constituye en
nuestra sociedad un elemento importante en la vida personal y social. Educar en
el uso del dinero consiste en tomar conciencia de lo que significa: valorar el
papel de mediador que mencionábamos antes y adquirir el hábito de gastarlo
responsablemente. También se debe incluir el análisis de los comportamientos
inadecuados que conducen a la obtención de dinero a cualquier precio, incluso
de forma delictiva, y de los escándalos que supone gastarlo de manera
irresponsable. Tal objetivo requiere información y práctica: información para
todo lo que supone la toma de conciencia y la valoración justa; práctica, para
asentar el hábito de gastar de forma reflexiva y responsable. Saber que se
cuenta con recursos limitados y que con ellos se han de atender las distintas
opciones de compra, permite aprender en la práctica a ser un consumidor
responsable.
En esta dirección electrónica puedes ver mas información:
MAPA MENTAL
https://www.goconqr.com/es-MX/mind_maps/9246896/edit
ELABORADO POR: DANIELA VILLCA GUEVARA
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